Continuamos con las historias de los días pasados en lo que pierdo el tiempo evitando estudiar. Por lo menos esto ya es algo productivo, no como ver películas o videos con el libro abierto enfrente de mí.
Día 59.
Tuve el salón de arte sólo para mí, y ni siquiera la maestra llegó. Hubo un examen de matemáticas especial y como todos en esa clase quieren ser arquitectos, todos toman la clase de matemáticas, menos yo. Y la maestra tuvo una emergencia así que no fue a la escuela. En resumen, todos los materiales y todo el espacio a mi disposición. Todo bien aprovechado.
Día 61.
Fue día de guerra contra puertas. En todo el día no fui capaz de abrir una sola puerta sin ayuda. Bueno sí, cuatro puertas: la de mi cuarto, la de la cocina, la del baño, y la de la casa. Pero en la escuela, NADA. Terminé con una cortada en un dedo porque no tengo bien claro cómo pero me aplasté la mano entre dos puertas y luego algo me rasguñó. Y después de eso, a empujar puertas con el hombro porque nada más no podía con ellas. Estuve en plan damisela en peligro, contra las puertas. Y tengo un curita casi como anillo para recordar la dura batalla que luché este día.
En otras noticias, cada día tenemos pláticas más largas en la cena y están bien divertidas. Los 3 homies que siempre estamos (porque el homie árabe nunca aparece) somos bien chistosos juntos.
Día 62.
Después de toda la semana cargando mi laptop de martes a viernes, ya ni mis piernas querían reaccionar para caminar a la escuela en la mañana, y ni se diga el dolor de espalda. No sé cómo le voy a hacer si tengo que llevar mi laptop otra vez a la escuela, porque duele y cansa bastante.
Día 63.
Otro lazy day. Compré un wrap (burrito, pues) en Tesco (el Oxxo inglés) que según iba a apartar para el día siguiente, pero ganó la flojera y no salí en todo el día. Ni siquiera de mi cuarto, más que a desayunar y a cenar, y al baño que está a 5 pasos de mi puerta. El único ejercicio que hago dentro de la casa es subir y bajar escaleras, y eso ya es mucho comparado con mi casa de un solo nivel en México.
Día 64.
Salí a comprar helado, y debido al precio, ese fue mi lunch. Estuvo muy bueno, de Cookie Dough y tenía pedazos de masa de galleta, claramente. Sí me gustó pero fue una mala idea. Para cuando llegué a mi casa, mis manos ya no respondían de lo congeladas que estaban, y no se cómo logré abrir la puerta con mis dedos todos insensibles. Lección del día: si voy a comer helado, que sea en un lugar cerrado y con calefacción, porque mis manos lo van a mantener frío. Y no, usar guantes no es una opción, porque lo más seguro es que se me ensucien y así no funcionan.
He estado tan estresada y cansada últimamente que sin querer me dormí como media hora en la tarde y desperté toda perdida sin saber quién era y dónde estaba. Se siente feo cuando te duermes sin querer, porque si lo piensas antes por lo menos sabes lo que estás haciendo, y no te apagas de la nada. Aunque por lo cansada que estaba, mas o menos me lo esperaba.
Día 65.
Tengo tanta tarea de arte y me deja tan estresada que ya ni reacciono cuando nos dan más. Solo me quedo con mi resting face y no doy señales de emoción alguna. Hm.
También, este día fue el "límite" para subir un ensayo importantísimo a Turn It In (porque es en lugar de hacer examen final de la materia). Yo bien responsable/nerd lo subí el día anterior en la mañana y este día pasé el lunch tranquilamente comiendo mientras todo mundo entraba en pánico tratando de subir el ensayo a la página saturada y/o terminando de escribirlo. Vale la pena adelantarse para vivir estos momentos desde el lado del espectador.
Y otra cosa importante este día, ¡vi a un zorro en el jardín! En la mañana mientras estaba abriendo mis cortinas, vi algo moviéndose y después de reconocerlo, me quedé como cinco minutos viéndolo fijamente hasta que se fue. Me emocioné un montón porque no sabía que había zorros en la zona pero resultó que es bien común creo que en todo el país y mis homies ya los habían visto antes en la ciudad. Me dijeron que también hay en Londres, pero normalmente salen en la noche. Aun así, a mí no me quitan la emoción: ¡vi a un zorro! Creo que nunca había visto uno fuera de un zoológico... ¡Y luego verlo en el jardín! Me emocioné, estaba bonito.
Pero bueno, un par de historias cortas para entretener un rato a quien sea que las quiera leer. Prometo buscar cosas más interesantes que hacer además de ir por helado y no salir de mi cuarto en todo el día. Por el momento ya salí más, y así tengo más cosas que contar, pero primero terminemos estos largos y cansados días. Por cierto, ¡feliz diciembre! Aprovechen para notar los cambios del blog. ¡Hasta pronto!